jueves, 18 de marzo de 2010

El paro de los jóvenes duplica la tasa de paro total.


La actual situación económica ha afectado en mayor medida a los jóvenes y la temporalidad de sus contratos es superior.


Según la Encuesta de Población Activa (EPA), la tasa de paro de los menores de 25 años en España era del 38 por ciento, más del doble que la tasa de paro total, por primera vez, en el último año, el número de parados hombres supera al de las mujeres.

Hasta el pasado mes de mayo se registraron 40.600 contratos a jóvenes menores de 25 años en nuestro país, lo que supone el 23 por ciento del total. Sólo el 9 por ciento de los contratos firmados por jóvenes fueron indefinidos, siendo este tipo de contratación la que mostró una disminución más intensa.

Según el Informe de Juventud de España (IJE), el 45 por ciento de los jóvenes de entre 15 y 29 trabaja, el 30 por ciento estudia, el 12 por ciento trabaja y estudia, el 10 por ciento está en paro y el 3 por ciento está en otra situación.


A nivel de estudios.


España se encuentra a la cola de los países de la Unión Europea con menores tasas de escolarización en estudios secundarios (Bachillerato o Ciclos Formativos); además, las tasas disminuyen a medida que avanza la edad de los estudiantes.

Al terminar la educación obligatoria, el número de jóvenes que continúan estudiando se reduce; en el curso 2006-2007, el 98 por ciento de jóvenes de 15 años estaban escolarizados, frente al 87 por ciento de los jóvenes de 16 años.

También destaca el alto índice de abandono educativo temprano. España es uno de los países europeos con mayor porcentaje de población entre 18 y 24 años que no completa la educación secundaria de segunda etapa y no sigue ningún tipo de estudio ni formación; esto provoca que tengan menos probabilidades de encontrar empleo o más precarios.



jueves, 11 de marzo de 2010

Generación 'ni-ni': ni estudia ni trabaja


Tan preparados y satisfechos con sus vidas, y tan vulnerables y perdidos, nuestros jóvenes se sienten presa fácil de la devastación laboral, pero no aciertan a vislumbrar una salida airosa, ni a combatir este estado de cosas. El dato asomaba hace poco, sin estrépito, entre los resultados de la última encuesta de Metroscopia: el 54% de los españoles situados entre los 18 y los 34 años dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado. ¿Ha surgido una generación apática, desvitalizada, indolente, mecida en el confort familiar? Los sociólogos detectan la aparición de un modelo de actitud adolescente y juvenil: la de los ni-ni, caracterizada por el simultáneo rechazo a estudiar y a trabajar. "Ese comportamiento emergente es sintomático, ya que hasta ahora se sobrentendía que si no querías estudiar te ponías a trabajar. Me pregunto qué proyecto de futuro puede haber detrás de esta postura", señala Elena Rodríguez, socióloga del Instituto de la Juventud (INJUVE).

Eduardo Bericat, catedrático de Sociología de la Universidad de Sevilla, cree que la falta de ilusión hay que interpretarla, no tanto por los efectos de la crisis, como por el cambio cultural producido con anterioridad. "El modelo de vocación profesional que implicaba un proyecto vital de futuro y un destino final conocido, con sus esfuerzos y contraprestaciones, ha desaparecido. Ahora, la incertidumbre se impone en el trabajo y en la pareja y no está claro que la dedicación, el compromiso, el estudio o el título, vayan a tener su correspondiente compensación laboral y social", afirma. Si la pregunta clásica de nuestros padres y abuelos: "¿Y tú, que vas a ser?" pierde fundamento, se entiende mejor que los esfuerzos juveniles respondan, más que a la ilusión por un proyecto propio, al riesgo de quedar descartado. "Si no estudio, si no hago ese master...". Según el informe Eurydice, de la Unión Europea, sólo el 40% de los universitarios españoles tiene un trabajo acorde con sus estudios.

A los jóvenes no les resulta emocionalmente rentable comprometerse en un proyecto de vida definido porque piensan que estaría sometido a vaivenes continuos y que difícilmente llegaría a buen puerto. "Aplican la estrategia de flexibilizar los deseos y de restar compromisos; nada de esfuerzos exorbitantes cuando el beneficio no es seguro. Como el riesgo de frustración es grande, prefieren no descartar nada y definirse poco", explica Eduardo Bericat. A eso, hay que sumar un acusado pragmatismo -nuestros chicos son poco idealistas-, y lo que los expertos llaman el "presentismo", la reforzada predisposición a aprovechar el momento, "aquí y ahora", en cualquier ámbito de la vida cotidiana. De acuerdo con los estudiosos, esa actitud responde tanto a la sensación subjetiva de falta de perspectivas, como al hecho de que el alargamiento de la etapa juvenil invita a no desperdiciar "los mejores años de la vida" y a combinar el disfrute hedonista con la inversión en formación.

Las dinámicas encaminadas a establecer nuevas formas de relaciones personales, la búsqueda de una mayor solidaridad y espiritualidad, más allá de los partidos y religiones convencionales, los intentos de combatir la crisis y de conciliar trabajo y familia, el ecologismo y hasta el nihilismo denotan, a su juicio, que algo se mueve en las entretelas de esa generación. "Son alternativas que, aisladamente, pueden resultar peregrinas, pero que, en conjunto, marcan la búsqueda de un nuevo modelo de sociedad", dice el profesor. ¿Será posible que esta juventud supuestamente acomodaticia y refractaria a la utopía sea la llamada a abrir nuevos caminos?

miércoles, 3 de marzo de 2010

El Camino de Santiago.


El Camino de Santiago es una ruta que recorren los peregrinos procedentes de España y de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Durante toda la Edad Media fue muy concurrido, después fue ligeramente olvidado y en la época actual ha vuelto a tomar un gran auge. El Camino de Santiago ha sido declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa y ha recibido el título honorífico de Calle mayor de Europa.

Inicios históricos del Camino
Los orígenes del culto a Santiago en la Hispania romana son desconocidos, pero parece ser que en el año 814 se encontraron reliquias atribuidas al apóstol. Al final del siglo VIII se extiende por la Europa cristiana. En el siglo XI el número de peregrinos aumentó considerablemente gracias a contactos culturales entre las naciones europeas.